“Si el dólar se escapa, se acabó todo”: Argentina atrapada en la desconfianza, advierte Arriazu

En un contexto de incertidumbre electoral y tensiones cambiarias, el economista tucumano Ricardo Arriazu señaló que Argentina enfrenta un severo problema de confianza que afecta los planes del Gobierno. Según explicó en una entrevista radial, la desconfianza de los argentinos impulsa una fuerte demanda de dólares, con compras netas de u$s9.400 millones desde la apertura del cepo cambiario. “Desde que se abrió el cepo, los argentinos compraron 11.400 millones de dólares, y en términos netos 9.400 millones. Eso explica la caída de la actividad. El equipo económico no esperaba semejante demanda, pensaron que si el dólar estaba tranquilo la gente se iba a olvidar de comprar. Pero la desconfianza está arraigada”, afirmó. Esta situación, sumada a la cautela electoral, frustró las expectativas oficiales de que la estabilidad cambiaria reduciría el interés por el dólar.

Arriazu, uno de los economistas predilectos del presidente Javier Milei, también proyectó el impacto de las elecciones legislativas en la economía. Si el Gobierno logra mantener un tercio de los votos, podría estabilizar el dólar y reducir el riesgo país, facilitando el acceso a los mercados de capitales después de octubre. “En ese caso, lo más probable es que después de octubre el dólar se tranquilice, baje el riesgo país y el Gobierno acceda a los mercados”, aseguró. Además, vislumbró un 2026 más promisorio gracias a la infraestructura energética, la cosecha agrícola y el precio del litio, aunque advirtió que el desafío es “cómo llegar hasta octubre” sin un salto inflacionario o una caída abrupta de la actividad.

El economista fue crítico con las políticas monetarias recientes, especialmente con la decisión de desmantelar las LEFI y ajustar las tasas de interés. Según Arriazu, el Gobierno esperaba que los 15,5 billones de pesos en LEFI se canalizaran hacia títulos públicos, pero solo cinco billones lo hicieron, mientras los diez billones restantes aumentaron la liquidez. “Creyeron que los 15,5 billones de pesos de LEFI iban a ir a títulos públicos. Solo cinco fueron ahí; los otros diez se fueron a liquidez y la tasa de interés se desplomó justo cuando subía el dólar. Ahí se desató el infierno”, señaló, destacando cómo esta situación agravó la presión sobre el tipo de cambio.

Respecto a la política cambiaria, Arriazu cuestionó el esquema de flotación administrada con bandas amplias, del que alguna vez fue partidario. “Quisieron una banda tan grande y esperar a que caiga al nivel inferior. Yo hubiera comprado a $1150 todo lo que me ofrezcan. La idea era destruir la inflación, no se dio. Luego se sumó la estacionalidad del aguinaldo, el turismo y la compra de dólares del Tesoro. Ahí el dólar subió, y cuando sube el dólar en Argentina, baja la oferta”, explicó. A su vez, destacó que, aunque el Gobierno dispone de u$s25.000 millones en reservas líquidas —no propias— y enfrenta vencimientos de deuda moderados, los mercados perciben fragilidad.

Un respaldo tambaleante

La desconfianza también se refleja en el elevado riesgo país, a pesar de que Argentina es el único país de la región con superávit gemelos. “La pregunta recurrente de los inversores extranjeros es: ‘¿Por qué esta vez será distinto?’. Lo único diferente es el resultado fiscal, y lo están tratando de bombardear. Eso impide volver a los mercados voluntarios de capitales”, afirmó Arriazu. Para el economista, el Gobierno no tiene margen para permitir una disparada del dólar: “No tienen otra alternativa porque, si el dólar se escapa, se acabó todo. Pero como hay desconfianza, eso implica tasas enormes”. En este sentido, destacó que el programa con el FMI permite intervenir en la banda superior del tipo de cambio, una medida que el Gobierno confirmó tras sus declaraciones.

Finalmente, Arriazu analizó el apoyo al Gobierno, que según politólogos se concentra en varones jóvenes, de bajos ingresos y poca educación, motivados por el enojo con el pasado y la esperanza de mejoras en inflación y pobreza. Sin embargo, advirtió que un repunte inflacionario o una caída de la actividad podrían erosionar este respaldo. “Dicen los politólogos que el apoyo al Gobierno predomina en varones jóvenes, pobres y con poca educación. No entienden lo que dice Milei, pero están enojados con lo anterior y lo apoyan por la esperanza de que bajó la inflación y la pobreza. Si eso se da vuelta por un salto inflacionario o caída de la actividad, chau Milei”, concluyó. Por ahora, el Gobierno busca contener el dólar hasta las elecciones con intervenciones activas, utilizando reservas, operaciones a futuro y manejo de la liquidez.